A medida que viajamos hacia adentro encontramos la verdadera esencia del ser, el núcleo de nuestra existencia donde reside el amor sin límites, al abrazar la soledad abrimos las puertas al amor propio, la compasión y la aceptación. Aprendemos a nutrir nuestras almas y atender nuestras propias necesidades con amabilidad permitiendo que el amor fluya libremente.
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